martes, 30 de agosto de 2016

ORIENTACIÓN A PADRES: UN MÉTODO INFALIBLE PARA CRIAR HIJOS INSEGUROS!!!



Los miedos de los hijos, evocan distintos fantasmas en los padres, y digo fantasmas, en el sentido poético y no lacaniano del término. Para algunos padres, las expresiones y manifestaciones del miedo por parte de sus hijos, reactivan su propia relación con el miedo, con el "ser miedoso", "ser débil", "ser inepto", "ser incapaz", etc, etc.
Si esos padres, no hicieron previamente en sus vidas, un trabajo de integración de su "sombra", si no hicieron las paces con ese "ser miedoso", y las terroríficas consecuencias que conlleva "ser miedoso", es altamente probable que no puedan manejarse de manera óptima, frente a un hijo, cuando se ubica en la posición de "ser miedoso".
Si además, incluimos en la ecuación, el grado de identificación que tiene ese padre con su hijo, o dicho de otra manera, lo que proyecta ese padre en su hijo, o también se podría decir así: en qué medida ese hijo es una prolongación narcisista de la persona del padre, las chances de que ese padre proceda de la manera adecuada frente al miedo de su hijo, se acercan a cero de un modo estrepitoso.
Además, si estamos de acuerdo en que, generalmente, la manzana no cae muy lejos del árbol, hay altas probabilidades de que un hijo, presente, por herencia genética, la misma predisposición a lidiar con ciertas emociones, que alguno de sus padres. Incluso, el hijo podría tener los misma creencia disfuncional en cuanto a su "ser miedoso", que el padre; y los mismo problemas para hacer las paces con esa parte de su "sombra".
Planteada de esta manera la ecuación, vamos viendo que gran parte del trabajo, para generar un resultado favorable, recae en los padres. El niño no nace sabiendo regular y expresar de forma funcional y adaptativa, todas las emociones, las va significando de acuerdo a qué hagan sus padres frente a ellas. Por eso, es casi universal el comentario de padres, que dicen: "el bébe estuvo lo más bien, toda la tarde conmigo y cuando apareció la madre, la vió y se puso a llorar tendiéndole los brazos". Si lo acostumbramos a que le damos atención sólo cuando llora, la cabecita novata del bebé, aprende que para obtener atención hay que llorar.
Si le damos atención de forma no contingente, si le brindamos calidez cuando está tranquilo; si de a poco organizamos rutinas de sueño, de comidas, de juego, el bebé va aprendiendo que no se come para aliviar la ansiedad o la angustia, si no, que se come porque es la hora de comer, que no me acerco para que deje de llorar, sino porque quiero acercarme, etc. De a poco, cada cosa va encajando en su lugar, en la cabecita novata del bebé, lleva tiempo, paciencia, firmeza, constancia. En esta vida vertiginosa, en la que compartimos los peores momentos del día con nuestros seres queridos (la mañana, cuando estamos apuradísimos, y la noche cuando, estamos quemados), se hace muy difícil setearse mentalmente para implementar las rutinas de la crianza.
Volviendo al miedo/ansiedad, si le facilitamos a nuestros hijos, el escape, la evitación, de las situaciones que temen, le enseñamos que escaparse alivia, y su cabecita novata, pone en el primer puesto de conductas a utilizar cuando tengo miedo, la evitación. O peor, lograr que mis papás, me ayuden a evitar...
En el video muestro en detalle, como funciona la interacción padres/hijo, en una situación en la que se activa la ansiedad, en principio, del hijo. Asimismo, doy algunas pistas, para revertir, los círculos viciosos, cuando los padres son cómplices de las conductas evitativas de los hijos.
Espero les sirva.


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